Es bastante obvio que la sociedad mexicana está dividida en dos, los chairos por un lado y por el otro todos los demás. Todos sabemos identificar un chairo igual que identificamos a un perro callejero cuando se te acerca moviendo la cola en el puesto de tacos pero hoy quiero darles la definición exacta y unos ejemplos. Comencemos diciendo que si consultas en google un chairo es una persona que defiende causas sociales y políticas opuestas a las de la derecha pero sin un compromiso verdadero con lo que dice defender. Una persona que se autosatisface con sus actitudes. Es común que se digan de ideología izquierdista aunque hagan exactamente lo mismo que la mas recalcitrante derecha; es común que tengan algún tipo de visión nacionalista y crítica ante el pasado colonial del país y dicen estar indignados por lo que ellos llaman “el sistema” por lo que tienden alinearse con el socialismo que, no es casual, está alineado con el chavismo que ha salido de Venezuela.

Por eso es normal que caigan en contradicciones, por ejemplo, la de creer que sus gobiernos realmente atacan la inseguridad en México. Recuerdo muy bien cuando éstos especímenes mexicanos hicieron una campaña contra la desmilitarización del país. Juraban que Felipe Calderón quería controlar a la sociedad con los militares y exigían que éstos regresaran a sus cuarteles. Pero una vez que obtuvieron el control, lo primero que hicieron fué decir que los militares se encargarían de la seguridad nacional. A muchos elementos los hicieron formar parte de la Guardia Nacional en contra de su voluntad e incrementaron la presencia de los soldados hasta en 31% en las calles del país. Sin embargo, los problemas de inseguridad van a la alza y es evidente que las organizaciones criminales tienen hoy mas control territorial que cuando ellos se quejaban. Cualquier ciudadano normal diría que conforme aumenta la militarización en el país, mayor es la participación del crimen organizado y los consecuentes delitos atribuidos a ellos. Pero el charco común niega la relación de los gobernantes con el crimen.

Para los chairos es importante la confianza en sus líderes y dirigentes. Por eso siempre exigen poner a los mejores. Pero contrario a ésto contratan a personas que no cumplen con los requisitos mínimos para que confiemos en ellos. Por ejemplo, en Culiacán al menos 100 policías rechazaron realizar los exámenes de control y confianza que por ley deben cumplir y no ha pasado nada. Pero eso se entiende fácil cuando recordamos que el mismo Omar Garcia harfuch reprobó los exámenes de confianza y aún así tuvo un rápidos ascenso y llegó a ser secretario de seguridad en el sexenio de la gata de Andrés. Y eso que fué el secretario particular de Genaro Garcia Luna por lo que es seguro que conociera todas las tranzas que le atribuyen los descerebrados del bienestar al antiguo Secretario de Seguridad de Felipe Calderon.

Un chairo es nacionalista. Por eso, ante la capacidad que tiene el crimen organizado de armarse con equipo y rifles de asalto de fabricación norteamericana siempre culparán al país del norte y nunca reconocerán que los criminales que compran las armas son mexicanos y que las aduanas que permiten que ésas armas entren al país también son mexicanos. Por cierto, militares a los que se les asigno ésa función fronteriza. Los chairos siempre van a decir que el gobierno norteamericano no está haciendo lo suficiente para controlar el tráfico de drogas pero jamás reconocerán que, cuando no puedan armarse en los estados unidos, los criminales mexicanos se abastecerán en el ejército mexicano y que lo harán con el consentimiento de los altos mandos militares del país. Incluso del comandante supremo.