#29 Crónica de una muerte anunciada - Gabriel García Marquez Podcast By  cover art

#29 Crónica de una muerte anunciada - Gabriel García Marquez

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Como buscando un juguete de infancia, ayer busqué Crónica de una muerte anunciada. Fue uno de los libros que leímos en la escuela cuando era adolescente. No me acuerdo como se llamaba nuestra profesora de literatura, pero era bajita, de pelo corto, y le gustaba usar micrófono para dar su clase. No había ninguna necesidad. Nuestro salón era una miniatura y los parlantes de la radio a la que enchufaba su micrófono de alasitas, parecían de mentira; pero cuando agarraba el micrófono, se engalanaba toda, erguía su cuerpecito altiplánico hasta parecer más alta, y pronunciaba con tanto cuidado y autoridad cada letra de cada palabra, que desaparecía su acento occidental y nadie se animaba a interrumpirla.Esto fue hace más de 20 años, yo tendría unos 13, y me acuerdo que cuando leímos Crónica de una muerte anunciada, le gustaba hablarnos sobre no sé qué técnicas narrativas, y le gustaba mucho el hecho de que comience en el final, y cómo se generaba tensión aunque uno ya sepa en qué termina la historia. Nos hablaba de tradiciones antiguas, del conservadurismo, y de cuidar virginidades.Y yo creo que nosotros no entendíamos mucho de lo que nos estaba diciendo, ni qué nos quería decir. Al menos yo no. Todo parecía tan lejano, tan ajeno. Sábanas manchadas de sangre, tipos destripados en la puerta, y uno pensando qué comer en el recreo. Es complicada la pubertad. Estábamos aprendiendo a conocer las cosas de este mundo.Entonces ayer volví a leerlo, como desempolvándome a mi mismo, casi como volviendo a desconocer el mundo conocido.“ El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana…” García Marquez tiene las mejores frases de apertura. Y sí. Comienza por el final. Y aunque no sea una historia de misterio, a partir de ahí uno quiere saber por qué lo van a matar. Que no lo sabemos al final, sino a la mitad del libro, y después uno quiere saber si de verdad hizo lo que dicen que hizo, y después uno quiere saber qué pasó después de que lo matan. El hecho de estar escrito como una crónica periodística, y de que el mismo García Márquez sea narrador y personaje, que mencione y aparezcan sus hermanos, su madre y sus amigos, le da un gran fuerza de persuasión y realidad.Desde esa primera frase, el dramatismo y el sentimiento de fatalidad van en aumento. Por ejemplo, cada vez que alguien se despide de Santiago Nasar, el narrador no se olvida de mencionar que esa fue la última vez que lo vieron. La certeza que tenemos de que a este tipo lo van a matar, convierte en graves y solemnes los más triviales detalles de su vida cotidiana, y en trivial y hasta absurda cualquier consideración solemne que pudiera llegar a tener. Pero más allá de las técnicas narrativas y de la historia en sí, como tantas otras veces con García Márquez, lo que más me maravilla, es esa sensación que nos deja sobre la inevitabilidad de la vida que nos toca vivir. Sus personajes muchas veces no toman las decisiones más importantes, sino que son tomados por ellas. Hay decenas de ejemplos: José Arcadio Buendía matando a su vecino, Fermina Daza cuando se encuentra a Florentino Ariza en el mercado y de la nada se esfuma su encanto de amor, o aquí mismo, en Crónica de una muerte anunciada, Bayardo San Román estaba durmiendo en su hamaca cuando vió pasar a Ángela Vicario y de pronto supo que se casaría con ella. Los personajes creen que son libres y deciden. Pero el espacio del libre albedrío se ve drásticamente atacado y reducido por la Historia y la cultura, por el entorno que los rodea, por los genes y la sangre, por el nombre con el que les toca cargar, y hasta por el lenguaje que usan para hablar y pensar. Y cuando sí deciden, sus decisiones están marcadas por fuerzas invisibles, que tienen su propias lógicas, algunas más indescifrables que otras, pero todas completamente ajenas a la razón.Uno podría pensar que se parecen a nosotros.Pero aunque esté dirigida por los caprichos de la fortuna , la vida nunca es monótona ni aburrida, al contrario, sin dejar de ser cíclica, nos presenta una infinitud de posibilidades. Y aunque a veces pueda ser terrible y cruel, jamás es triste y melancólica. Siempre es una fiesta espectacular, de que al final nadie saldrá vivo. En fin, podrían haber habido tantas maneras de contar la historia de esa muerte anunciada; pero él la cuenta de tal manera, que no nos queda más remedio que aceptar el mandato ineludible del destino: que a Santiago Nassar le había llegado la hora y que tenía que morir, que aunque todo el pueblo sabía que lo iban a matar, nadie podía impedirlo, y que a pesar de intentar evitarlo contándoselo a medio mundo, a los gemelos Vicario no les quedó otra opción que tener que matarlo.Ahora entiendo por qué lo daban en el colegio. García Márquez era un ídolo continental, el libro es corto, fácil de leer, y con temas interesantes para debatir ...
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