En un hallazgo inesperado, unos huesos humanos son descubiertos en las montañas de La Calera, al orientede Bogotá. El fiscal Edilson Jutsiñamuy tendrá la misión de encontrar a su propietario, de la mano del agente Laiseca y el resto de su equipo. Julieta Lezama, su amiga periodista, se sumará a la investigación para ir desentrañando una cadena de crímenes atroces que la llevarán a conocer al escritor Santiago Gamboa y su obra, donde dará con una clave fundamental para entender el misterio de aquel inquietante descubrimiento.

Como tantos personajes de la realidad y de la ficción, el protagonista de El síndrome de Ulises está en París para hacerse escritor. Pero esta no es la gran capital llena de esplendor y refinamiento, sino los bajos fondos parisinos, donde se cruzan los destinos de cientos de inmigrantes acuciados por la necesidad, la soledad y el estigma de su condición de extranjeros.

Un niño es testigo de un brutal enfrentamiento en una carretera perdida en el departamento del Cauca. Nadie en el pueblo más cercano dice haber oído nada, pero una denuncia anónima del hecho llega a manos del fiscal Jutsiñamuy, en Bogotá. En compañía de dos entrañables heroínas, la periodista Julieta Lezama y su asistente Johana, exguerrillera de las FARC, el fiscal se embarcará en una peligrosa investigación que si bien apunta a sospechosos de toda índole, terminará por hallar unos culpables inesperados, tan peligrosos como los más.

En octubre de 2016, el director de cine colombiano Sergio Cabrera asiste en Barcelona a una retrospectiva de sus películas. Es un momento difícil: su padre, Fausto Cabrera, acaba de morir; su matrimonio está en crisis, y su país ha rechazado unos acuerdos de paz que le habrían permitido terminar con más de cincuenta años de guerra.

Javier Mallarino es una leyenda viva. Es el caricaturista político más influyente del país. Los políticos le temen y el gobierno le hace homenajes. Después de cuatro décadas de brillante carrera, puede decir que tiene el país a sus pies. Pero todo eso cambiará cuando reciba la visita inesperada de una mujer que le obligará a revaluar toda su vida, a poner en entredicho su posición en este mundo.

Two little girls stand with their heads bowed in my living room. I’m told they’re my granddaughters. Daisy is nine, and Alice seven. Daisy is the spitting image of her mother. This is the first time I’ve met them since my daughter and I fell out after she married that waste of space, Vince. They’ve come to live with me because their mother — my daughter — was murdered. In her own home while they slept close by. I think Vince killed her. But the police can’t prove it. I’ve always known he was no good. He treated my daughter like dirt. I said he’d cheat on her — but she wouldn’t listen.

Who is Audrey Hoedemaker? It's a question her sister Maureen has heard more times than she can count, and she doesn't know what the short answer would be. Little sister, troubled teen, backpacker, musical theatre coach, con artist, childcare worker. Murderer. A tragic, traumatic childhood casts a long shadow on the Hoedemaker sisters. Maureen has worked hard to move beyond the violence of the past and build a good, honest life for herself. Audrey, however, just can't seem to do the same, careening from one state of chaos to another.

Lucas knows the perfect night entails just three things: video games, wine, and pad thai. Peanuts are a must! Other people? Not so much. Why complicate things when he’s happy alone? Then one day the apartment board, a vexing trio of authority, rings his doorbell. And Lucas’s solitude takes a startling hike. They demand to see his frying pan. Someone left one next to the recycling room overnight, and instead of removing the errant object, as Lucas suggests, they insist on finding the guilty party. But their plan backfires. Colossally.

It’s 1984, and life has changed beyond recognition. Airstrip One, formerly known as Great Britain, is a place where Big Brother is always watching, and nobody can hide. Except, perhaps, for Winston Smith. Whilst working at the Ministry of Truth, rewriting history, he secretly dreams of freedom. And in a world where love and sex are forbidden, where it’s hard to distinguish between friend and foe, he meets Julia and O’Brien and vows to rebel.

The 13 chapters of The Art of War, each devoted to one aspect of warfare, were compiled by the high-ranking Chinese military general, strategist, and philosopher Sun-Tzu. In spite of its battlefield specificity, The Art of War has found new life in the modern age, with leaders in fields as wide and far-reaching as world politics, human psychology, and corporate strategy finding valuable insight in its timeworn words.