Yo Creo-Háblale a Dios de mí… es el grito desgarrador del padre en aflicción; es el nudo en la garganta de muchas personas en estado de depresión, es el motivo de las sonrisas forzadas de las madres desesperanzadas; son las lágrimas de la niña triste que baja la mirada cuando te acercas a ella con amor, es el grito de la doncella que marca cada parte visible de su cuerpo, es el semblante endurecido del joven con quien te cruzas cada mañana en la puerta del edificio, es el aislamiento del niño con quien no comparte tu hijo en el colegio, es la queja del anciano abandonado, es la necesidad del varón que hace daño a su paso sin inmutarse ante ti…
Yo creo-Háblale a Dios de mí… Es un murmullo de la sociedad, es el silbido del viento que refleja la aflicción[JP1] , es la dureza que manifiestas cuando eres indiferente a los demás.
Yo Creo expresa la sensibilidad del corazón y la canción de la mujer amiga en momentos de reflexión.
Yo Creo es para ti, para mí, para ellos, para ellas, para nosotras y para las generaciones que detrás nuestro avanzan a paso veloz hacia un incierto porvenir.
Yo Creo es una caricia y es un abrazo de compasión.
Yo Creo es la gota de lluvia apacible que cae tras un amenazante nubarrón
Yo creo contiene testimonios de vida que seguramente serán estímulo para todo el que atienda al llamado a la acción por un mundo que nos necesita y provoca que el viento transmita su aflicción.