A Heber López lo asesinaron en su oficina, ubicada a dos cuadras del centro de Salina Cruz, Oaxaca, y desde entonces la anhelada justicia no llega.
De 42 años de edad, Heber tenía 18 años ejerciendo el periodismo, y era el mayor de sus tres hermanos.
Recordar el 10 de febrero es una fecha que no desearía vivir ningún integrante de la familia del comunicador, porque significa tristeza, enojo, e impotencia.
Para su familia todavía es desconocido e inexplicable cómo los presuntos asesinos no tuvieron escrúpulos para matarlo y robarle el sueño de seguir haciendo lo que le gustaba, ser reportero.
A Heber lo distinguían porque siempre llegaba a las coberturas con su bolsa tipo cangurera, en donde guardaba su cámara, grabadora y micrófono.
Los temas que cubría eran generales; sin embargo, en los últimos días había publicado lo relacionado con el rompeolas que se construye en la agencia municipal de Salinas del Marqués, una de las obras que forma parte del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
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