Este ingreso del Sol a Leo nos invita a construir un espacio de soberanía dentro nuestro, un espacio en el que realmente podamos resguardar nuestra esencia de las impostaciones y los esfuerzos que hacemos para encajar. En un mundo que nos exige ser y hacer cosas que no siempre coinciden con lo que nuestro pulso interior marca, este paso del sol por Leo nos invita a sostener con orgullo la llama de nuestra identidad. En el trígono con Saturno se refuerza y se revisa la autoridad interna que permite sostenernos cerca de nuestro deseo, de nuestra propia visión del mundo.

Cuando nuestros deseos se enredan en demandas que intentan llenar nuestros huecos nos condenamos a pedir y pedir y pedir. No es que no sea potente el consumo, incluso a veces es vital poder demandar; pero cuando componemos movimientos, verbos con lo que hay, cuando transformamos los huecos en espacios para desplegarnos algo se vuelve profundamente satisfactorio. Podríamos pedirlo todo, siempre, y nunca encontrar satisfacción.

La satisfacción no está en el aplauso, sino en la obra. El aplauso permite afianzar el camino creativo, entrelazándolo con el de nuestros pares. Cuando no aparece el aplauso, el reconocimiento, podemos rectificar la forma en la que nuestra esencia se ha vuelto sustancia. Da igual si se trata de un cuadro o de un emprendimiento, la creatividad es encontrar esos puentes entre lo interno y lo externo para que lo que somos logre encontrar canales de salida hacia un mundo que necesita nuestra presencia, nuestra voz. Revisar lo que es aceptado y rechazado en nuestra obra nos permite también reconocernos y crecer. Es tan necio desoír los aplausos como enojarse por su ausencia.

Este pasaje del sol por Leo está marcado por la retrogradación de Mercurio, Neptuno, Saturno y Plutón, a los que se suma Quirón la semana próxima. Con todos estos planetas retrógrados el clima general es de revisión y reelaboración de nuestra identidad, de nuestro modo de entender qué somos, cómo somos y con quiénes somos. Tanto en la esfera de lo individual como de lo colectivo, esta revisión de la identidad nos permite madurar y afinar con más precisión lo que somos y lo que no.

Con la cuadratura de Marte y Venus se vuelven críticas las dificultades en la comunicación que venimos arrastrando. Es interesante pensar los conflictos vinculares como conflictos entre los principios masculinos y femeninos que yacen dentro de cada quien. No es que no haya conflictos con alguien externo a nosotros, pero es interesante ver si esto que me molesta, me incomoda o me duele de lo que me trae el otrx no es algo que está desordenado dentro mio, en tensión entre mi modo de recibir y mi modo de dar; entre lo activo y lo pasivo en mí. Muchas veces nos peleamos con las proyecciones que ponemos sobre las demás personas.

Por su parte, la cuadratura de Mercurio con la Luna Negra nos invita a cuidar lo que decimos, y cómo lo decimos. A veces somos habladxs por el trauma, por la tripa, y lo que dice nos daña. Pero también este tránsito trae una necesidad de encontrar las palabras con las que seamos capaces de nombrar nuestras pasiones con otra amorosidad y otro permiso. Encontrar modos de entender la pasión que nos habita desde un lugar menos juicioso. Registrar si aparece algo compulsivo en la palabra y en el pensamiento (ideas rumiantes) nos puede dar la pauta de pequeñas correcciones que necesitamos hacer en la relación con nuestro deseo.

21/7 Venus ♊ cuadratura Nodo Norte ♓

22/7 El Sol entra en Leo ♌

23/7 Venus ♊ Cuadratura Marte ♍

24/7 Sol ♌ en trígono con Neptuno y Saturno ♈

25 Mercurio ♌ cuadratura Luna Negra ♏