Episodes

  • Gabriel García Márquez - Cuando los padres nos quedamos huérfanos
    Nov 11 2024
    Hay un período cuando los padres quedamos huérfanos de nuestros hijos. Es que los niños crecen independientemente de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes. Crecen sin pedir permiso a la vida. Crecen con una estridencia alegre y, a veces, con alardeada arrogancia. Pero no crecen todos los días, crecen de repente. Un día se sientan cerca de ti y con una naturalidad increíble te dicen cualquier cosa que te indica que esa criatura de pañales, ¡ya creció! ¿Cuándo creció que no lo percibiste? ¿Dónde quedaron las fiestas infantiles, el juego en la arena, los cumpleaños con payasos? El niño crece en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil. Ahora estas allí, en la puerta de la discoteca esperando no sólo que no crezca, sino que aparezca. Allí están muchos padres al volante esperando que salgan. Y allí están nuestros hijos, entre hamburguesas y gaseosas. Con el uniforme de su generación y sus incómodas y pesadas mochilas en los hombros. Allá estamos nosotros, con los cabellos canos. Y esos son nuestros hijos, los que amamos a pesar de los golpes de los vientos, de las escasas cosechas de paz, de las malas noticias y la dictadura de las horas. Ellos crecieron amaestrados, observando y aprendiendo con nuestros errores y nuestros aciertos. Principalmente con los errores que esperamos no se repitan. Hay un periodo en que los padres vamos quedando huérfanos de los hijos. Ya no los buscaremos más en las puertas de las discotecas y del cine. Pasó el tiempo del piano, el fútbol, el ballet, la natación. Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas. Deberíamos haber ido más junto a su cama, al anochecer, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia, y a los adolescentes, cubrecamas de aquellas piezas con calcomanías, afiches, agendas coloridas y discos ensordecedores. Pero crecieron sin que agotáramos con ellos todo nuestro afecto. Al principio fueron al campo, la playa, navidades, pascuas, piscinas y amigos. Sí, había peleas en el auto por la ventana, los pedidos de la música de moda. Después llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un sufrimiento, no podían dejar a sus amigos y primeros enamorados. Quedamos los padres exiliados de los hijos. Teníamos la soledad que siempre deseamos, y nos llegó el momento en que sólo miramos de lejos, oramos mucho (en ese momento se nos había olvidado) para que escojan bien en la búsqueda de la felicidad y conquisten el mundo del modo menos complejo posible. El secreto es esperar. En cualquier momento nos darán nietos. El nieto es la hora del cariño ocioso y la picardía no ejercida en los propios hijos. Por eso, los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño. Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto. Así es. Los seres humanos sólo aprendemos a ser hijos después de ser padres; sólo aprendemos a ser padres después de ser abuelos. En fin, pareciera que sólo aprendemos a vivir después de que la vida se nos va pasando. Disfrutemos de nuestros hijos en cada una de sus etapas mientras duremos vivos!
    Show more Show less
    5 mins
  • Miguel Hernández - Antes del odio
    Nov 4 2024
    Beso soy, sombra con sombra. Beso, dolor con dolor, por haberme enamorado, corazón sin corazón, de las cosas, del aliento sin sombra de la creación. Sed con agua en la distancia, pero sed alrededor. Corazón en una copa donde me lo bebo yo y no se lo bebe nadie, nadie sabe su sabor. Odio, vida: ¡cuánto odio sólo por amor! No es posible acariciarte con las manos que me dio el fuego de más deseo, el ansia de más ardor. Varias alas, varios vuelos abaten en ellas hoy hierros que cercan las venas y las muerden con rencor. Por amor, vida, abatido, pájaro sin remisión. Sólo por amor odiado, sólo por amor. Amor, tu bóveda arriba y no abajo siempre, amor, sin otra luz que estas ansias, sin otra iluminación. Mírame aquí encadenado, escupido, sin calor, a los pies de la tiniebla más súbita, más feroz, comiendo pan y cuchillo como buen trabajador y a veces cuchillo sólo, sólo por amor. Todo lo que significa golondrinas, ascensión, claridad, anchura, aire, decidido espacio, sol, horizonte aleteante, sepultado en un rincón. Esperanza, mar, desierto, sangre, monte rodador: libertades de mi alma clamorosas de pasión, desfilando por mi cuerpo, donde no se quedan, no, pero donde se despliegan, sólo por amor. Porque dentro de la triste guirnalda del eslabón, del sabor a carcelero constante, y a paredón, y a precipicio en acecho, alto, alegre, libre soy. Alto, alegre, libre, libre, sólo por amor. No, no hay cárcel para el hombre. No podrán atarme, no. Este mundo de cadenas me es pequeño y exterior. ¿Quién encierra una sonrisa? ¿Quién amuralla una voz? A lo lejos tú, más sola que la muerte, la una y yo. A lo lejos tú, sintiendo en tus brazos mi prisión, en tus brazos donde late la libertad de los dos. Libre soy. Siénteme libre. Sólo por amor.
    Show more Show less
    4 mins
  • Federico García Lorca - El poeta dice la verdad
    Nov 4 2024
    Quiero llorar mi pena y te lo digo para que tú me quieras y me llores en un anochecer de ruiseñores, con un puñal, con besos y contigo. Quiero matar al único testigo para el asesinato de mis flores y convertir mi llanto y mis sudores en eterno montón de duro trigo. Que no se acabe nunca la madeja del te quiero me quieres, siempre ardida con decrépito sol y luna vieja. Que lo que no me des y no te pida será para la muerte, que no deja ni sombra por la carne estremecida.
    Show more Show less
    1 min
  • Federico García Lorca - Soneto de la dulce queja
    Nov 4 2024
    Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento. Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas, y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento. Si tú eres el tesoro oculto mío, si eres mi cruz y mi dolor mojado, si soy el perro de tu señorío, no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado.
    Show more Show less
    1 min
  • Voces del Estrecho 2
    Sep 26 2024
    Pertenecen estos poemas al contenido de la segunda edición de “Voces del Estrecho” editada por la revista “Dos orillas” dirigida por Paloma Fernández Gomá y publicada por la editorial tarifeña ImagenTa que dirige Ildefonso Sena, incluyendo el libro reproducciones de soberbias acuarelas de Juan Gómez Macías Este segundo libro, dice Paloma Fernández, acoge los poemas de Juan José Téllez y Yahya Amara. Ambos saben mucho de fronteras, pues sus respectivas ciudades lo son; son espacios culturales de frontera por excelencia. Algeciras, lindando con Gibraltar y mirando a esa calle del agua (el Estrecho) y a la orilla sur; y Oujda-Uxda, haciendo frontera con Argelia y con la mirada puesta en el Mediterráneo y en su horizonte que esconde las costas de la orilla norte. Juan José Téllez nace en Algeciras en 1958 y Yahya Amara lo hace en Oujda en 1964. En el podcast incluyo cinco poemas de Juan José Téllez. Por este orden: De Algeciras a Estambul, Ensenada de Getares, Axa (Qasida), Iniciados y Última frontera. Tras un indicativo de separación, cinco poemas de Yahya Amara. Por este orden: Así leí las lágrimas de los árboles, Escribiendo al agua, Anclaje, Prepárate para el viaje y La copa del amor. Espero que disfrutéis de los estos textos maravillosos a los que he puesto mi humilde voz y la música que he estimado como más adecuada.
    Show more Show less
    15 mins
  • Antonio Gala - No por amor
    Jun 24 2024
    No por amor, no por tristeza, no por lo nueva soledad: porque he olvidado ya tus ojos hoy tengo ganas de llorar. Se va la vida deshaciendo y renaciendo sin cesar: la ola del mar que nos salpica no sabemos si viene o va. La mañana teje su manto que la noche destejerá. Al corazón nunca le importa quién se fue sino quién vendrá. Tú eres mi vida y yo sabía que eras mi vida de verdad, pero te fuiste y estoy vivo y todo empieza una vez más. Cuando llegaste estaba escrito entre tus ojos el final. Hoy he olvidado ya tus ojos y tengo ganas de llorar.
    Show more Show less
    1 min
  • Juan Ramón Jiménez - Estoy triste y mis ojos no lloran
    Jun 24 2024
    Estoy triste, y mis ojos no lloran y no quiero los besos de nadie; mi mirada serena se pierde en el fondo callado del parque. ¿Para qué he de soñar en amores si está oscura y lluviosa la tarde y no vienen suspiros ni aromas en las rondas tranquilas del aire? Han sonado las horas dormidas; está solo el inmenso paisaje; ya se han ido los lentos rebaños; flota el humo en los pobres hogares. Al cerrar mi ventana a la sombra, una estrella brilló en los cristales; estoy triste, mis ojos no lloran, ¡ya no quiero los besos de nadie! Soñaré con mi infancia: es la hora de los niños dormidos; mi madre me mecía en su tibio regazo, al amor de sus ojos radiantes; y al vibrar la amorosa campana de la ermita perdida en el valle, se entreabrían mis ojos rendidos al misterio sin luz de la tarde... Es la esquila; ha sonado. La esquila ha sonado en la paz de los aires; sus cadencias dan llanto a estos ojos que no quieren los besos de nadie. ¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores, ya hay fragancias y cantos; si alguien ha soñado en mis besos, que venga de su plácido ensueño a besarme. Y mis lágrimas corren... No vienen... ¿Quién irá por el triste paisaje? Sólo suena en el largo silencio la campana que tocan los ángeles.
    Show more Show less
    3 mins
  • Ramón Llanes - Aires de estío
    Jun 7 2024
    Del poeta onubense, de Tharsis, Ramón Llanes. Huele el estío a sombra sin cuajo, a mi casa de julio, al sombrero escondido, a hueco de alacena, a patio de noche, a casi un puente debajo del agua, a dormitorio atolondrado. Huele mi estío a boca de gazpacho, a trenes lejanos, a poca soledad y a tirantes solitarios en cómodas vestidas con orilladas luces; a paso lento huele el estornudo y a pantalón corto huele la higuera. A bienvenidas y abrazos, a vencejos altos, a cierta parecida libertad y a olvidada llovizna en el paisaje. Huele el corazón del estío a poema en la mesa y a caramelo en el bolsillo, a diezmo de calores, a camisa abierta, a desnudez, a falta de prisa, a belleza y a brocal, huele el estío a mi reino esperado.
    Show more Show less
    2 mins