Cosas que no sirven para nada, Sr Cosas

By: Cosas que no sirven para nada
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  • Cuentos Poesía Texto zaparrastrosos y queridos
    Cosas que no sirven para nada
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Episodes
  • Oficio de tinieblas, de Alejo Carpentier, Narración Sr Cosas
    Nov 20 2024

    Cuentos y otras narraciones : La presente edición recoge textos de diferentes épocas y variadas procedencias que nunca, hasta hoy, habían sido reunidos en un solo volumen. Además de Los fugitivos, Oficio de tinieblas y Guerra del tiempo, se incluyen narraciones que pertenecen a los inicios literarios de Alejo Carpentier. Otros tres cuentos, El cruzado, La mano velluda y El milagro, ven la luz por primera vez y son transcendentales para tener una idea más concreta de los primeros pasos literarios del escritor. Además de estas novedades, se incluye la traducción que Rafael Rodríguez Beltrán realizó de otro cuento aparecido en una maleta perdida y que durante un tiempo se pensó que era simplemente otra versión de Historia de lunas.

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  • Cuento erótico: El silfo, de Claude Prosper Jolyot de Crébillon
    Nov 11 2024

    El silfo o Sueño de Mme. de R*** escrito por ella misma a Mme. de S*** (Le Sylphe, ou songe de Mme. de R*** écrit par elle-même à Mme. de S***, 1730) Su padre, el dramaturgo Prosper Jolyot de Crébillon (1674-1762), inició a ClaudeProsper Jolyot de Crébillon, conocido como Crébillon hijo (1707-1777), en el gusto por el teatro, que ya había probado cuando estudiaba con los jesuitas en el colegio Louis-le-Grand, donde se educaban los hijos de la aristocracia o de cargos relacionados con la casa real (Molière, Voltaire, el marqués de Sade Parodió entonces éxitos de Jean-Philippe Rameau y tragedias de Voltaire. En este momento publica, sin nombre de autor, su primera obra, Le Sylphe (El silfo, 1730). La facilidad de su carácter y su ingenio le abrieron las puertas de los salones más encopetados, sin los que no se puede escribir la historia cultural del siglo XVIII francés: los del conde de Caylus, de Mlle. Quinault, de Mme. de Boufflers, de M. de Lambert, de Mme. de Tencin, de Mme. Geoffrin –donde tuvo por contertulios a d’Alembert, Caylus, Fontenelle, Montesquieu, Marmontel, Horace Walpole, Laurence Sterne…–. La publicación de Les Égarements du cœur et de l’esprit (Los extravíos del corazón y del espíritu, 1736) fue uno de los éxitos más sonoros de la época, con su trama del adolescente tímido seducido por una mujer de más edad que le inicia en el mundo del sexo. La educación sentimental y galante de la novela, cuya cuarta parte no llegó a escribir, contendría algún elemento autobiográfico, en los que Crébillon es muy parco; tampoco se parecía a su padre, que «adoraba el sexo femenino y no lo estimaba» y en quien «la pasión que sentía por las mujeres sólo era compensada por la que tenía por los animales domésticos». Le Sopha (El sofá, 1742) alcanzó mayor celebridad aún por la crítica despiadada de la hipocresía de las relaciones sociales; en su protagonista, una falsa devota, creyeron reconocerse varias damas, igual que se vieron retratados en los personajes masculinos aristócratas como los duques de Richelieu y Nivernais, que consiguieron una orden de destierro a treinta leguas de París para su autor. A los tres meses estaba de vuelta en París, con dificultades económicas que su padre, pese al cariño incontestable entre ambos, apenas sufragó. Un matrimonio singular con Marie Henriette de Stafford, que según la leyenda se habría enamorado del escritor desde el otro lado del canal de la Mancha, no le sacó de apuros; la boda con la hija del secretario y gran chambelán de la reina de Inglaterra, exiliada en Saint-Germain con Jacobo II, el último Estuardo, sorprendió Página 66 a todos: la dote fue escasa, pese a la fortuna familiar de esta mujer descrita por todos los contemporáneos como devota, bizca y de fealdad extraordinaria. Sigue una etapa de escritura mediocre para ganarse la vida, en la que sólo destaca La Nuit et le Moment ou les Matinés de Cythère (leída en 1745 y publicada diez años más tarde), su mejor obra, una novela dialogada que a finales del siglo XIX yprincipios del XX era recuperada para el teatro por compañías jóvenes. A la muerte de su padre, Crébillon hereda las magras pensiones que su progenitor recibía como censor real y censor de la policía de libros; él mismo será nombrado censor de la policía un año antes de su muerte, olvidado ya del público; el 12 de abril de 1777, a la puerta de su casa se congregó un numeroso grupo, no de admiradores, sino de acreedores. Hombre de existencia discreta, una vez pasada la Regencia y los primeros años del reinado de Luis XV, comprendió que los tiempos habían cambiado –a peor–; a mediados de siglo habían desaparecido los salones, donde su ingenio y su conducta galante habían brillado; socialmente castigado, más por el vacío que la aristocracia satirizada hace a su alrededor que por el destierro sufrido, Crébillon hijo quizá sea el espíritu libertino más delicado literariamente de la centuria.

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    51 mins
  • El llamado, de Héctor Tizón, Narración Sr Cosas
    Nov 1 2024

    Héctor Tizón

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    12 mins

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