El anhelo de Ser es la guía
En muchas ocasiones es mi propio interior el que ya me llama y me indica de la necesidad de realizar una nueva reflexión.
Entonces, soy como guiado y todo resulta muy sencillo.
Hay una necesidad personal de entrar dentro y cumplir con un trabajo que siento he de hacer y que a su vez me posibilita seguir avanzando en mi propio camino interior.
Es que somos ya muchos los que anhelamos una realidad desde dentro, no ya por modificar nuestra forma aparente de vivir, sino por recolectar con la realidad interior que siempre existe y nos espera a ser descubierta.
Anhelamos ser el Ser.
Aceptaríamos de buen grado la disolución de nuestra idea de yo adquirido ante la posibilidad de acercarnos mínimamente a la Verdad de Ser.
Hasta lograrlo, compartimos vida y destino con tantos seres humanos atrapados en su necesidad de ser en base a una identidad yo humana y a su vez en todas las cuestiones complejas del mundo exterior, la supervivencia, la necesidad de valoración y aprecio, tantas y tantas cuestiones que nos tiene la atención capturada.
Entre tanto, cuando el anhelo de Ser se hace prioritario, es el momento de indagar dentro, seguirle el rastro hasta donde nos lleve y encontrar el origen en el ser del que parte nuestro anhelo.
Ese ser está tan íntimamente unido a nuestra propia sensación de existir que no nos queda la duda de ser la misma cosa, aún sin habernos fusionado con el Ser.
Añoramos todo eso porque realmente formamos parte de ello, es nuestra esencia, que simplemente estamos proyectados en una realidad externa efímera y desde ese lugar nos ignoramos interiormente.
Ese encontrarme con el origen, es los que me atrae una y otra vez a entrar en reflexión.
De esa manera se profundiza más y más hasta encontrarnos con la fuente desde la que fluye nuestro existir.
Se percibe con claridad de que uno está sustentado por una realidad interior.
Con esa sensación de verdad es con lo que podemos establecer una relación de amistad, un acompañarnos.
Podemos repasar las cuestiones que afectan a nuestro interior con respecto a los sucesos de la vida y entender que todo proviene de que nuestro ser interior no logra hacerse presente por sí mismo en ella.
También podemos conversar sobre el sentido y la razón de ser que tiene el haber nacido y estar transitando esta experiencia humana.
Identificar qué es lo que quiero trasmitir o aportar a una vida que se siente pasa y termina.
Esta comunicación directa con el ser que nos sustenta ha de ser posible y sencilla, ya que esa realidad interior es la que ha generado y sostenido nuestra experiencia como identidad yo separada que ahora mira a su creador.
Del mismo modo que la criatura puede aceptar su realidad, también su creador ha de ser real, inteligente, responsable y accesible. Otra cosa no tendría sentido a la luz de la sensación interior de existir.
Ha de haber una causa y un motivo de porqué hemos nacido y seguimos vivos. Al menos podemos en nuestra libertad ejercer el derecho de cuestionarnos y escucharnos.
Las respuestas llegarán si dedicamos el tiempo suficiente a escuchar nuestro interior de manera que la capa de separación entre el origen y uno mismo cada ve se hace más permeable.
Nuestro interés en escuchar la respuesta ha de ser insistente y sostenerla decididamente.
Siempre ha de existir un punto de apoyo entre lo que existe y lo que lo sujeta, igual que un árbol tiene raíces y la Tierra lo sujeta.
De la misma manera en que asumimos que la Tierra es segura y nos sujeta, del mismo modo nuestro interior ha de sentirse apoyado y sostenido por el Ser.
Ese sentir interior, sea del nivel que sea, sin valorarlo, ni juzgarlo, hemos de percibirlo como la base sólida en la que descansamos y nos entregamos.
Inhalaremos desde esa base según nos dejamos percibir, será sin duda nuestra sensación más real.
Sin generar nada, nos sostendremos en la sensación que se produce respirando desde
continúa,....